lunes, 17 de septiembre de 2012

SUSTANCIAS QUE ENVENENAN EL ADN

Existen infinidad de cosas que alteran el funcionamiento de nuestro ADN, las principales son:
1.-Vacunas
2.-Toxinas en la comida
3.-Red inalámbrica de internet
4.-Exitocinas
5.-Floruro (Fluor en pastas dentales y sal de cocina)
6.-Aspartame (canderel  y otros tipos de sustitutos de azúcar)

Vivimos con un bombardeo de ondas electromagnéticas y químicos, todo esto distorciona el campo vibrante del cuerpo. Nuestro delicado cuerpo funciona como un auténtico receptor-transmisor de información. 
Vivimos en un mundo holográfico, lo que percibimos como vida diaria es algo parecido a un INTERNET HOLOGRAFICO. Por lo tanto estamos recibiendo información y decodificando esta “realidad”. Imagina que somos como computadoras rodeados por un internet wifi. Cuando decodificamos es cuando podemos percibir lo “sólido”, que en realidad son átomos (en su mayoría vacíos). Recuerda que los átomos no tienen solidez. Esta ha sido una gran interrogante para los científicos: ¿cómo algo que no es sólido puede formar un sólido? La respuesta es: No es sólido, pero da la impresión de serlo porque es decodificado por la mente. 
Por lo tanto al distorsionar la función emisora-receptora, estamos limitando el intervalo de frecuencias al cual podemos acceder (tenemos menos conocimiento y menos percepciones). Esta manipulación sucede en un nivel de frecuencia relativamente baja, pero al abrir tu conciencia y el corazón empezarás a vibrar en una frecuencia más rápida y con el tiempo te situará más allá de la frecuencia de manipulación de la que somos objetos. 
El papel de la sociedad esta estructurado para retenernos a través de la manipulación mental, emocional, física y uno de los objetivos que persigue es mantenernos constantemente asustados, preocupados, culpables y tensos, esto para manenternos en dicha frecuencia baja. 
El miedo y la tensión se deben superar con voluntad porque el campo energético vibra más despacio y nos situamos fácilmente en la frecuencia baja de “manipulación”. 
Hay que asumir esta responsabilidad, somos más de 7 mil millones de habitantes que tenemos el poder de cambiarlo.

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