1.-Vacunas
2.-Toxinas en la comida
3.-Red inalámbrica de internet
4.-Exitocinas
5.-Floruro (Fluor en pastas dentales y sal de cocina)
6.-Aspartame (canderel
y otros tipos de sustitutos de azúcar)
Vivimos con un bombardeo de ondas electromagnéticas y
químicos, todo esto distorciona el campo vibrante del cuerpo. Nuestro delicado
cuerpo funciona como un auténtico receptor-transmisor de información.
Vivimos en un mundo holográfico, lo que percibimos como vida
diaria es algo parecido a un INTERNET HOLOGRAFICO. Por lo tanto estamos
recibiendo información y decodificando esta “realidad”. Imagina que somos como
computadoras rodeados por un internet wifi. Cuando decodificamos es cuando
podemos percibir lo “sólido”, que en realidad son átomos (en su mayoría
vacíos). Recuerda que los átomos no tienen solidez. Esta ha sido una gran
interrogante para los científicos: ¿cómo algo que no es sólido puede formar un
sólido? La respuesta es: No es sólido, pero da la impresión de serlo porque es
decodificado por la mente.
Por lo tanto al distorsionar la función emisora-receptora,
estamos limitando el intervalo de frecuencias al cual podemos acceder (tenemos
menos conocimiento y menos percepciones). Esta manipulación sucede en un nivel
de frecuencia relativamente baja, pero al abrir tu conciencia y el corazón
empezarás a vibrar en una frecuencia más rápida y con el tiempo te situará más
allá de la frecuencia de manipulación de la que somos objetos.
El papel de la sociedad esta estructurado para retenernos a
través de la manipulación mental, emocional, física y uno de los objetivos que
persigue es mantenernos constantemente asustados, preocupados, culpables y
tensos, esto para manenternos en dicha frecuencia baja.
El miedo y la tensión se deben superar con voluntad porque
el campo energético vibra más despacio y nos situamos fácilmente en la
frecuencia baja de “manipulación”.
Hay que asumir esta responsabilidad, somos más de 7 mil
millones de habitantes que tenemos el poder de cambiarlo.
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